Por Aristóteles. Me gusta crear contenido financiero, realizar conferencias, cursos y talleres. Educando y capacitando desde 2005, enseño desde mi experiencia en el sector financiero. Director de finanzasU40 Academy.
Una vez vas creciendo económicamente te vas comprometiendo cada vez más con la deuda o con el nivel de gasto
Por lo general cuando vas avanzando económicamente en la vida y tienes mejores oportunidades de ingreso tu vida cambia, puedes comprar, gastar, viajar, cenar afuera y muchas cosas más.
Una vez vas creciendo económicamente te vas comprometiendo cada vez más en cosas que te va dando el dinero y la responsabilidad de tenerlo como la libertad y el poder de compra.
Hay cosas que el dinero no puede comprar que son los intangibles de la vida como la salud, el amor de alguien, poder dormir tranquilo o mejor no sufrir de insomnio, un atardecer, pero todo lo demás bajo el sol requiere dinero.
El problema es que si no te das cuenta de tu avance económico cuando esté sucediendo y despilfarras tu dinero en algún momento de retroceso te darás cuenta de ello.
El mundo moderno pide cualquier cantidad de cosas para alcanzar un nivel o status el cual a decir verdad requiere y demanda cada vez más dinero por lo que si no lo produces te endeudas o si lo produces te lo gastas todo para alcanzar ese nivel.
Los abuelos y las generaciones pasadas que no vivían en este mundo tan demandante de consumo o apariencia, vivían unas vidas muy calmadas, frugales, encaminadas al ahorro y la inversión, donde por lo menos hacían el esfuerzo de invertir su dinero en tener una casa propia con varias habitaciones y espacios para la numerosa familia de antes.
Otros pensaban en ahorrar e invertir para dejarle a sus hijos el producto del trabajo de toda una vida.
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Hoy en día se gasta en cosas innecesarias como productos de lujo innecesarios, suscripciones de todo tipo, productos de belleza que antes no eran necesarios porque no estaban de moda, tecnología que se vuelve obsoleta rápidamente.
Estudios universitarios innecesarios, cursos mediocres con conocimientos que no se pueden aplicar y cualquier cantidad de cosas que desde el punto de vista de los abuelos o nuestros ancestros estoy seguro serían un desperdicio de dinero porque no existía tanta necesidad.
Antes no existían mayores planes de ahorro como las anualidades del mundo financiero, ni fondos de pensiones y mucho menos plataformas de trading.
Tampoco había políticos indignando a la población diciéndoles en su discurso demagogo que se van a quedar sin pensión solo para ganar votos.
Ahora parte de la población pide el derecho a una pensión sin haber ahorrado o haberla construido gracias a estos políticos populistas que prometen cosas imposibles que solo se logran con más impuestos o emisión de deuda pública.
Nuestros ancestros todo lo veían en el largo plazo así como la construcción de un capital para que rentara en el futuro y cada uno se hacía cargo de su ingreso futuro o de por lo menos tener una casa donde vivir en la vejez.
Esto no se trata de educación ya que nuestro antepasados eran mucho menos educados académicamente, tampoco tenían mayores títulos universitarios pero tenían algo de lo que carece la mayoría hoy en día y es sentido común.
El sentido común acompañado de frugalidad y visión de largo plazo puede hacer que construyas una seguridad financiera en el futuro. Nuestros antepasados simplemente ahorraban y hacían inversiones de largo plazo asumiendo poco riesgo porque una cosa importante era conservar lo construido con el ánimo de dejarlo a sus hijos.
La casa de los abuelos era por lo general una reliquia donde se reunía la familia. Así mismo, cuando morían constituía el patrimonio familiar por el cual los hijos recibían una herencia.
Era una casa que se había pagado a través de los años con esfuerzo y se había cuidado con dedicación.
Hoy en día es más importante el consumo desmedido que construir por lo menos una casa con todo lo que tiene de valor dentro de ella.
Si eres afortunado y consideras que estás ganando un buen dinero, piensa como los abuelos e invierte en cosas que perduren porque entre más ganas más gastas en cosas que seguramente perderán muy rápido su valor.
Por último, toma nota en tu hoja financiera de papel y piensa durante el último año, que has comprado que no haya valido la pena comprar.
Piensa que te llevó a adquirir ese producto o servicio. Mira bien si era necesario, si lo utilizaste o lo aprovechaste al máximo. Piensa si perderá rápidamente su valor o tal vez perdure en el tiempo.
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